Conoce la historia de la familia Luksic dueña de una de sus empresas más valiosas y poderosas en Chile.
En el mundo de los negocios, la familia Luksic era una de las más poderosas y ricas de Chile.
Con una fortuna estimada en más de 16 mil millones de dólares, controlan empresas en una amplia gama de industrias, incluyendo minería, banca y bebidas.
En 2015, una disputa legal sacudió los cimientos de la familia y de una de sus empresas más valiosas: la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU).
Los problemas comenzaron cuando uno de los miembros de la familia, Andrónico Luksic, decidió vender su participación del 29% en CCU a la compañía cervecera holandesa Heineken, PERO sin informar a su familia.
Los otros miembros de la familia, liderados por su hermano menor, Jean-Paul Luksic, se enteraron de la venta a través de los medios de comunicación y obviamente no fue de su agrado.
Argumentaron que Andrónico no había seguido los procedimientos adecuados y no les había dado la oportunidad de comprar su participación en la empresa.
La familia presentó una demanda legal contra Andrónico y Heineken, alegando que la venta era ilegal y que violaba el acuerdo de accionistas de la empresa.
La demanda llevó a una batalla legal prolongada y amarga que dividió a la familia en dos bandos.
Por un lado, estaba Andrónico, que defendió su decisión de vender su participación en la empresa y argumentó que tenía el derecho de hacerlo como accionista individual.
Por otro lado, estaba Jean-Paul, que lideró la demanda de la familia y argumentó que la venta violaba los derechos de los demás accionistas y ponía en peligro el control de la empresa por parte de la familia.
La disputa llegó a su punto más crítico cuando la familia decidió boicotear la junta de accionistas de la empresa.
La junta fue un desastre, con enfrentamientos entre los miembros de la familia y la presencia de guardias de seguridad para mantener el orden.
La situación se volvió tan tensa que el entonces presidente de Chile, Sebastián Piñera, intervino y llamó a la familia a resolver sus diferencias y llegar a un acuerdo.
Finalmente, la disputa se resolvió cuando Heineken compró la participación restante de la familia en CCU, poniendo fin a su control de la empresa después de más de un siglo.
La venta fue un golpe para la familia y dejó en claro que la falta de una estructura de gobierno clara y el conflicto de intereses personales pueden poner en peligro el futuro de una empresa familiar exitosa.
La historia de la disputa de la familia Luksic es un recordatorio de que el éxito de una empresa familiar no depende solo de su riqueza y poder, sino también de su capacidad para manejar los conflictos internos y mantener una estructura clara de Gobierno.
Lograr implementar una Estrategia Integral de Blindaje Patrimonial, minimiza los conflictos y permite que la empresa logre trascender.
Y tú, ¿Qué otras historias has escuchado del fracaso de empresas familiares?